Los 61 pensamientos y citas sobre la codicia. Si está buscando un proverbio, consulte nuestros mejores proverbios sobre la codicia:
La codicia produce duplicidad, mentira, fraude e injusticia.
La forma más detestable de la avaricia es la que consiste en escatimar los propios sentimientos.
La codicia, como una serpiente que se posa sobre un tesoro, no disfruta de sus propios bienes e impide que otros los disfruten. El que se entrega a ella se seca y parece no tener en el pecho más que una pieza de plata en lugar de un corazón.
La avaricia y el juego sólo inspiran obras sin verdadera belleza, porque son pasiones solitarias.
La avaricia, que de todas las pasiones parece la más contraria al bien de la sociedad, ha formado uno de sus lazos más fuertes sacando oro del seno de la tierra.
La codicia es la madre de las malas acciones; la frugalidad es el guardián seguro de nuestras virtudes.
La codicia, examinada de cerca, huele a villanía.
La codicia pierde al querer ganarlo todo.
La codicia es, como la gula, uno de los vicios más bajos.
La avaricia es menos el amor exagerado al dinero que la exageración del instinto de provisión.
Cuando todos los vicios son viejos, la avaricia es todavía joven.
Habiendo envejecido, el egoísta se aferra a la avaricia y lanza miradas ansiosas a su alrededor. Así que no hay una de sus acciones, ni una de sus palabras que no huela al vicio con el que está gangrenado. Míralo, pálido y arrugado por las preocupaciones, observando todos los movimientos de quienes lo afligen con su visita, temblando de que se acerquen a un mueble oa una ventana; gritando de miedo si chocan con un objeto de mínimo valor. Todo está cerrado en su casa con doble candado; sin amigos, sin sirvientes; ¿Con quién compartiría su existencia, el que no pudo compartir un óbolo? ¡Muere solo, abandonado por todos los hombres!
La avaricia es el castigo de los ricos.
Si tenéis tesoros, ¡qué mejor y más honorable uso podéis hacer de ellos que alegrar los corazones! El júbilo sombrío y siempre inquieto que saborea la avaricia al contemplar sus montones de oro y plata, tan inútiles para sí como para los demás, ¿podrá jamás compararse con el que siente un alma generosa, al hacerte amar con sus beneficios?
La avaricia sólo puede entrar en un alma vil, se opone esencialmente a la grandeza de alma y al valor de espíritu.
Empezamos a jugar por diversión, seguimos por avaricia y acabamos por pasión.
La avaricia y el lujo son las dos mayores plagas de los Estados.
La riqueza engendra o la avaricia o la insolencia.
La prodigalidad restablece el equilibrio roto por la avaricia, es una de las formas más modestas de caridad.
La avaricia corre a la India a través de mil peligros para traer perlas y diamantes. La locura los pone a la venta y la vanidad los compra.
La escatimación es la hija mayor de la avaricia, y la economía, si se ultraja, puede pasar por la más joven.
El egoísmo es hermano de la avaricia.
La avaricia es un tirano muy cruel: manda atesorar y prohibe el uso de lo atesorado; irrita el deseo y prohíbe el disfrute.
Si quieres destruir la avaricia, empieza por destruir el lujo que es su fuente.
La avaricia es un miedo de querer y una codicia de gozar, cuyo final siempre pospone.
Nada acerca más a la pobreza que la codicia.
La avaricia es la porción de los que no tienen gusto. Si amase las artes, los jardines, etc., compraría estos placeres: pero quien no ama nada y se ama a sí mismo, debe amar su dinero, con el cual puede satisfacer todas las fantasías que siempre espera tener.
La codicia deleita a otros en negarse a sí misma.
Junto a la ambición y la envidia siempre camina la codicia. Nació de la asociación del oro con todo tipo de bienes, y es esta poderosa idea, siempre presente en la mente, la que da tal vigor a esta pasión. Poseedor del signo o fórmula de todos los placeres, el avaro no puede renunciar a él; se consume en el medio y permanece siempre en el poder, sin pasar jamás al acto, es el pobre por excelencia.
La codicia siempre está lista para recoger todo sin dar nada a cambio.