Los 64 pensamientos y citas sobre la ansiedad:
Todas las ansiedades me parecerían dulces al lado de la monotonía. La felicidad misma, si fuera hermana de la tranquilidad, me resultaría insípida. ¿No dice una leyenda que las salamandras se alimentan de fuego? Esto es cierto para algunas almas.
¿Qué sería de nosotros solos, presa de nuestros pensamientos sombríos, sin un corazón amigo que comprendiera nuestro problema? ¿Quién nos hablaría de consuelo, de remedio, cuando nos sentimos desconsolados por la duda y la angustia?
La angustia es menos soportable que el dolor; la angustia agudiza las sensaciones, el dolor las embota.
La angustia es congestión, como un tumulto morado, sobre el asfalto donde se mueve un sol desconcertante.
Qué perturbadora es la angustia, cuando está prisionera del silencio y mil obstáculos se oponen a su liberación.
En los momentos de angustia uno se apresura a formular deseos; tan pronto como nos sentimos liberados, los olvidamos.
Para atreverse a ser alegre ya vivir, se necesita despreocupación, hay que olvidar la destrucción inevitable y la angustia venidera.
El descuido es la madre de la ansiedad.
Cruel como es, el momento presente casi siempre sería soportable si no le agregáramos las angustias del futuro.
A pesar de los encantos -para mí reales- de la pereza y el descuido, morir sin haber hecho nada me llenaba de angustia.
La angustia despierta la belleza, como la pregunta despierta su respuesta.
Una angustia entre dos vacíos: ¡así es la vida!
El parloteo de la radio ha sustituido al silencio de espacios infinitos para alimentar la angustia.
No admiro a la juventud por la brutalidad de sus certezas, sino por la sinceridad de sus angustias.
El tímido angustiado salpica las paredes de su corazón con signos de interrogación. Y nadie lo ve, nadie le responde.
La angustia y el arrepentimiento que provocan nuestros actos muchas veces no son más que el miedo a las consecuencias. La violación de ciertas reglas externas, arbitrarias y hasta ridículas, suscita escrúpulos completamente análogos al remordimiento de conciencia.
La paciencia tiene una sola palabra en su código: ¡espera! Oh ! la palabra cruel que clava tus brazos, que cuenta lentamente tus pulsaciones, que se divierte con tus lágrimas, que parece alegrarse en tu angustia!
El amor que nos tiene una mujer mucho más joven que nosotros tiene, para nuestro corazón, aun en medio de la alegría, toda la angustia de la agonía.
Je rentre, l’angoisse au cœur parce que j’ai regardé le soleil couchant, entendu chanter les oiseaux, et que je n’aurai eu que quelques jours cette terre que j’aime tant, et qu’il y a tant de morts antes de mi.
Seguridad: Palabra maestra y principal angustia de una sociedad cada vez más permisiva con los matones.
Las angustias que la guerra genera en las mujeres quizás se vean compensadas por la libertad que les deja.
La ansiedad supone el deseo de comunicar.
Solo el sueño puede escapar de la incertidumbre y la ansiedad.
Entre esta gente, la vida agoniza como un acuario deshabitado.
Incluso los que tenemos el triste sentido común de entender que nuestra vida sólo puede ser en el futuro como en el pasado una sucesión de angustias y preocupaciones, tenemos prisa por desenvolverla. ¿Será que inconscientemente anhelan entregar la muerte?
Si sois pobres, no añadais a vuestra miseria la angustia de pedir prestado y deber.
La ansiedad de la preocupación es aún más punzante que la angustia del dolor. Cuando se cumple la desgracia, lo irreparable nos doblega bajo la sumisión.
Los dolores de la desgracia y la desilusión son aún más conmovedores porque hemos escalado más alto, contado más triunfos, pasado por más reveses, soportado más humillaciones.
Cuando una herida en el alma se cierra, intentar reabrirla es querer que vuelva a sangrar, y traer de vuelta la angustia.
La incertidumbre, que me paraliza, es mi almohada de pereza y angustia.