Los 66 pensamientos y citas sobre la adversidad. Si está buscando un proverbio, consulte nuestros mejores proverbios de adversidad:
Las pruebas de la adversidad son la piedra de toque del mérito.
La adversidad es el crisol del hombre; se evapora allí, o se purifica allí.
Un antiguo filósofo dijo que no hay espectáculo en la tierra más sublime que el del hombre virtuoso que lucha contra la adversidad. Este es quizás un espectáculo muy agradable para los dioses; en cuanto al mundo, no hace más que confirmar el título de grandes y buenos sobre las cabezas de aquellos a quienes el azar les ha dado el diploma.
La adversidad lleva a las mentes débiles sólo a la desesperación oa la superstición, pero hace que una mente nerviosa vuelva a la filosofía.
Sucede que la continua adversidad produce momentos de ira y hasta de furor, entonces es el orgullo vencido el que se subleva; pero una nueva desgracia lo arroja de nuevo al calabozo y acorta aún más su cadena.
El hombre en la posteridad malinterpreta a todos, y en la adversidad nadie lo conoce.
La adversidad es el tamiz de los afectos, retiene cerca de los desdichados sólo los grandes corazones, y deja caer a los demás.
La necesidad nos enseña a sufrir constantemente las adversidades, y el hábito las facilita.
El coral está en el fondo de las aguas del océano; la experiencia es básicamente la de la adversidad.
La adversidad prepara mejor que la opulencia para aceptar la idea de la muerte.
El remordimiento duerme durante un destino próspero y se agria en la adversidad.
En la adversidad no tememos ningún contagio, ¡por lo que pocas personas se nos acercan!
Nos vemos reducidos en la adversidad a reclamar la ayuda de aquellos a quienes habíamos despreciado en la prosperidad.
Es en el fuego que se prueba la plata y el oro, y es en el crisol de la adversidad que Dios conoce y escoge a sus hombres.
La adversidad humilla a aquellos a quienes la prosperidad había hecho demasiado vanos.
La adversidad corrige la vanidad excesiva del pedante y lo devuelve al lugar que le corresponde.
La adversidad comienza por amargar el carácter débil y termina por quebrantarlo.
Nunca estamos tan poco ocupados con la adversidad de los demás como cuando nos es común.
La adversidad acaba alcanzando a quien a veces ha rozado.
Cuando estamos en la adversidad, estado de prueba de nuestras buenas cualidades, debemos esforzarnos por mantener todos nuestros loables hábitos para no haber perdido nada valioso cuando regresen días más felices.
Los seres queridos no se acercan tan pronto como aparece la adversidad.
La adversidad energiza las almas fuertes y quebranta los caracteres débiles.
Cualquier prueba, tanto la del éxito como la de la adversidad, sacude al hombre y le hace caer la máscara.
Probamos el oro en el fuego, discernimos a nuestros amigos en la adversidad.
Cuanto mayor es la adversidad, mayor es el deseo de convencer.
El hombre es tanto más fuerte frente a la adversidad cuanto más débil es.
¿Quién es el que puede jactarse de no beber, en el transcurso de su vida, del cáliz de la adversidad?
Una feliz adversidad ha hecho añicos muchas veces un mérito que sin él habría envejecido en el oscuro descanso de una larga prosperidad.
Un hombre de corazón mira la adversidad a la cara.
El hombre prudente nunca pierde de vista las adversidades que le pueden asaltar.